La terapia EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) parte de la base de que todas las personas tenemos un sistema de procesamiento de la información psíquico que tiende a la curación. Cuando pasamos por momentos duros o experiencias difíciles, en general, no necesitamos acudir a terapia ya que tras un tiempo el malestar cesa y volvemos a la normalidad.
Sin embargo, con ciertas situaciones no ocurre lo mismo. Este sistema de procesamiento de la información no puede integrar lo ocurrido. Nuestro cerebro se colapsa y la información que no se ha podido asimilar se queda bloqueada.
Esto es lo que ocurre cuando vivimos situaciones traumáticas, como por ejemplo accidentes, sensación de estar en peligro, experiencias de violencia, rechazo, bullying…
Tras ellas, nos cuesta hablar de lo que pasó, nos sentimos solos o aislados, perdemos la capacidad para apoyarnos en los otros… las consecuencias que deja en nuestro sistema nervioso pueden afectar a diferentes áreas de nuestra vida (sintomatología ansiosa o depresiva, dificultad para vincularnos con los otros, sensación de hipervigilancia…).
Por eso decimos que el trauma deja una huella en el presente, ya sea en nuestras emociones, forma de vincularnos con los otros, pensamientos y creencias sobre nosotros mismos (no soy capaz, fue mi culpa…) o sensaciones.
La terapia EMDR tiene como objetivo que la sintomatología del presente desaparezca y para ello es necesario integrar la información que en un pasado se quedó atascada. Esto no significa que olvidaremos aquellas experiencias dolorosas que vivimos, pero si cambiará nuestra mirada y narrativa sobre ellas, lo que hará que disminuya el malestar al recordarlas.
EMDR lo que hace es reactivar el sistema de procesamiento de la información del cerebro. Paciente y terapeuta identificarán las experiencias que se conectan con la sintomatología actual y accederán a esos recuerdos, a las emociones, sensaciones y creencias que los acompañan y gracias a la estimulación bilateral (EBL) el cerebro irá desbloqueando esa información, para más tarde procesarla e integrarla.
Se usan muchos elementos, pero uno de ellos son los movimientos oculares, los sonidos bilaterales o estimulación táctil alternante (o tapping). El uso de la estimulación bilateral, y más concretamente de la EBL visual (o movimientos oculares) fue descubierto por la psicóloga estadounidense Francine Shapiro. El nombre de la terapia corresponde a las iniciales en inglés de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (Eye Movement Desensitization and Reprocessing).
Desde el descubrimiento de Shapiro, se ha investigado mucho sobre el efecto y efectividad de los movimientos oculares y se ha relacionado el efecto de la terapia EMDR con la fase REM del sueño, en la que espontáneamente se producen los mismos movimientos de los ojos (movimientos sacádicos). Este mecanismo nos ayuda a asimilar las circunstancias de la vida que durante el día no hemos podido elaborar del todo. Por ello durante los sueños vienen a veces fragmentos de cosas que nos han pasado o vivencias que ocurrieron hace tiempo.
También se ha comprobado que estos movimientos oculares actúan sobre el sistema nervioso autónomo, regulando la activación y la regulación. Facilitando así la capacidad para retomar en nuestro SN la sensación de calma y seguridad.
Además, los movimientos oculares tienen un efecto directo en nuestra memoria de trabajo, haciendo que los recuerdos se procesen de forma adaptativa.
A pesar de toda la investigación, EMDR no es solo mover los ojos. Este abordaje conlleva varias sesiones de terapia bajo un paradigma de trabajo integrador, donde primero debemos ser capaces de que la persona tenga recursos suficientes para estabilizarse. Y así, más tarde poder acceder a los recuerdos traumáticos.
Referencias:
González, A. (2017). No soy yo. Entendiendo el Trauma complejo, el apego y la disociación: Una guía para pacientes y profesionales.
González, A. (2019). EMDR y Procesamiento emocional: Trabajando en pacientes con desregulación grave.
Shapiro, F. (2014). Supera tu pasado: Tomar el control de la vida con el EMDR. Editorial Kairós.
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